El largo adiós III
martes, mayo 29, 2007
"Hace unos meses me deshice de mi televisor. Era un viejo y macizo Sony Trinitron, regalo de un amigo cuya novia no soportaba el penetrante silbido que emitía el tubo catódico. Su barnizado de imitación madera recordaba una época en que los televisores intentaban, por débilmente que fuese, pasar por muebles, una época en que los diseñadores todavía podían imaginárselos, como si dijéramos, inactivados. Yo lo colocaba en sitios inaccesibles, como el suelo de un ropero, y sólo lograba una buena imagen sentándome delante, con las piernas cruzadas, y tocando la antena. Es difícil ver la televisión de un modo más incómodo a como yo la veía. Aun así, tenía que desprenderme de la Trinitron, porque mientras estuviese en casa, asequible por medio de alguna combinación de alargadores, yo no leía libros."
Jonathan Franzen, Cómo estar solo
Jonathan Franzen, Cómo estar solo