1999
Luego de una adolescencia renuente a las salidas nocturnas (básicamente boliches), no tardé en entregarme –en mi primerísima juventud- a ciertas virtudes de la noche y sus consecuencias. A veces acompañaba a uno, dos o tres amigos en sus recorridas garroneras. La ceremonia no se distinguía mucho de las otras que caracterizan a los chicos de hoy. Juntarse en una casa, beber, de fondo el programa de Gujis y salir (bueno, me imagino que lo del show del Clío hoy no cuenta). El lugar para la salida siempre era el más barato o directamente, donde no se pagaba entrada. Una euforia de mayor a menor en el transcurso de la noche era el denominador común. Por lo general a las 4 o 5 de la madrugada me quedaba solo: cada uno de mis acompañantes ya se encontraba entablando algún tipo de relación con alguien del sexo opuesto. Ante la recurrencia de esta incómoda situación, me vi obligado a llevar en el bolsillo trasero material para distraerme. Las primeras veces salía del lugar y me iba directamente. Los diversos reclamos de mis amistades, insistiendo en que “llegamos juntos y nos vamos juntos”, cambiaron mi huida por la permanencia en la vereda hasta que salía el sol y salían ellos de la oscuridad. Sentado en algún cordón o maceta, me ponía a leer un librito de Chéjov, XXX de Marina Mariasch, un poemario con tapa naranja de Quevedo, una fotocopia dobladísima de Darío o cualquier cosa editada por Anagrama. Cuando usaba un pantalón verde con bolsillos enormes a la altura de los muslos, se ampliaba la capacidad de mi biblioteca ambulante. La espera siempre se alargaba más de lo proyectado. Pero no me molestaba. En esa época creía en la literatura.
He sabido de este blog por "La Voz", interesante, continuare a visitarlo. Gracias!
por Anónimo, a las 7:11 a. m.
Bienvenido, y de paso agradezco a La Voz del interior por recomendar este blog...
por Suarez, a las 8:21 p. m.
no sé si ese intento de poemario habrá aliviado tus esperas en la vereda del boliche o todo lo contrario. a mí tu post me puso contenta esta noche (esta "quiero tomarme todas las pastillas" noche). beso,
mm
por Anónimo, a las 12:45 a. m.
Este post me hizo acordar mucho a mí. Tanto que hoy decidí homenajearte (tal como se le dice actualmente a robar).
por Mariano Cúparo Ortiz, a las 1:56 p. m.
Marina, no tomes ninguna pastilla que no sea DRF o algo similar. Me gustaba la contundencia y la desfachatez de ese librito, por eso lo llevaba. Por otro lado, igual de arriesgado es tu programa de TV actual, entre otras definiciones que excederían la capacidad de un comment (y te envidio, en este momento estoy inmerso en un insoportable e insípido programa de cable). Una alegría tu visita... Mariano: gracias entonces. No me extraña que el post te haya hecho recordar algo así, los blogs tienen mucho de reescritura de otros blogs, y así sucesivamente. Si alguien, alguna vez, decide estudiar estas "obras", deberá hacerlo sin perder de vista el carácter colectivo de la "blogósfera". Saludos.
por Suarez, a las 12:35 a. m.
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