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Los escombros

es el blog de Diego Suarez: los límites desdibujados entre lo público y lo privado

Never say good bye

Cuando Perón muere, el periódico "Noticias" (publicación de breve existencia al servicio de la "orga") pone en primera plana la palabra dolor en el cuerpo más extenso posible. Rodolfo Walsh redacta ocho líneas que llenan el resto de la página y describe el sentimiento popular de una manera muy bella, algo así como que "en la conciencia de millones la noticia tardará en hacerse tolerable". Pensé en esa frase para explicar mínimamente la estupefacción ridícula que sentí ante la previsible venta del Kun Agüero. No sabemos si será Madrid su destino o si pagarán 20, 25 o 29 millones de euros, pero la despedida fue el sábado, seguramente. Lloré como un idiota frente al televisor, nunca había visto en mi vida a un futbolista llorar (en el medio de un partido) por una quinta amarilla que le impida jugar el próximo encuentro. La razón: un chico de 17 años que sabe que tendrá ingresos anuales del orden de los 5 millones de euros para arriba se quiebra por no poder despedirse ante su gente y ante el rival odiado por su gente. ¿Quien puede creer que juega por plata? Juega porque se divierte. Juega para aniquilar las especulaciones y saber que es el mejor. Ni me quiero enterar de su partida. Independiente ganó, pero yo ya no quiero ver más fútbol.