La pequeña muerte
La primera reacción (más bien la única, me sentía en coma) que tuve tras el último penal atajado por Lehmann fue la de arrancar una hoja de un cuaderno ajeno y escribir, casi en trance: Ustari; Coloccini, Gonzalo Rodriguez, Milito; Zabaleta, Mascherano, Gago, Maxi Rodriguez; Agüero, Tevez y Messi. Reconozco que no pude, igualmente, conjurar el dolor de esa pequeña (e indeleble) muerte futbolística: la de estos dos chicos nacidos en el club de Maradona y ninguneados en la gestión de Marcelo Bielsa. Simpre creí que Cambiasso se iba a comer el mundo apenas le diesen una chance, que Riquelme iba a iluminar los corazones de los hinchas propios y ajenos, que juntos cerrarían un ciclo victorioso y brillante que comenzó en Parque, alcanzó su punto máximo al levantar la copa en Malasia 1997 y se derrumbó, injustamente, hace algunas horas en Berlín. No me conformo con los 25 toques. Que se detenga el tiempo y que Román sonría, que el Cuchu deje de llorar. Que se elimine el sistema aburrido y ridículo de los penales. Que Argentina salga campeón.
Con Abondancieri al arco, otra habría sido la historia.
por Nicolás Mavrakis, a las 3:46 a. m.
Seguramente, la suerte que acompaña a todos los militantes de la bosta siempre funciona.
por Suarez, a las 4:37 p. m.
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por Suarez, a las 4:37 p. m.
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