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Los escombros

es el blog de Diego Suarez: los límites desdibujados entre lo público y lo privado

La era Anagrama

1997. A punto de bajar del colectivo -ya había tocado el timbre- me vi obligado a detenerme. Una treintañera con anteojos congeló su vista en el libro que llevaba en la mano (las desventajas del verano, andar en short y remera y nada más, sin camperas ni mochilas donde guarecer los soportes de lectura) para inquirir: "¿De quién es?" Con un pie en la vereda respondí que era de Raymond Carver. El color flúo de la portada, las letras blancas sobre negro del título, el tamaño pocket, toda una constelación de detalles que seducen al lector pop. La pasajera tal vez creyó que se trataba de una novela de Bukowski o Paul Auster, de cualquier manera me resultó imposible conocer su respuesta: el colectivero arrancó raudamente. En esos años, si alguien me veía con un libro existía un 85% de posibilidades de que haya sido editado por Anagrama. Realmente era mi editorial paradigmática. Garabateaba cuentos en la 486 y seteaba los márgenes para que, al imprimir, queden bien cerca del borde de la hoja. Le había encontrado la vuelta a la impresora para reproducir esa tipografía berreta, al optar por la "impresión económica" que estiraba un poco la Times New Roman. Incluso había adoptado algunas expresiones de ese español de la península que se obstinan en emplear para sus traducciones. Hoy, esas mismas traducciones me impiden continuar con la lectura. Anagrama me causa rechazo y ni siquiera soporto esos márgenes estrechos donde no se puede escribir ni una palabra de más de cinco letras. Tal vez sea un distanciamiento temporario. Siempre se vuelve al primer amor.

Anamgrama es parte de la vida de los que hoy tenemos entre 18 y 30 años seguro.

Yo estoy con tres de ellos:

El camino, de JK
Se Busca una Mujer, de B.
La conjura de los necios, de JKT.

En sintonia.

ah!!...saca eso de las letras que es molesto!!...abrazo

por Blogger Christian Nobile, a las 2:59 p. m.

   



Lo del verification word es molesto pero peor aún son los spam. Ahora, estás leyendo la creme de la creme de la editorial... Los chascos: Pedro Juan Gutierrez (el "Bukowski cubano" según la contratapa), "Menos que cero", y tantos que prefiero no recordar.

por Blogger Suarez, a las 4:26 p. m.

   



En distintos blogs, últimamente, he encontrado críticas a Anagrama y sus ediciones, su política editorial.
Será una moda? No lo sé.
Tengo 43, me pasé del target de edad que señalan los que escribieron antes. Pero igualmente, Anagrama, o mejor dicho, muchos de los libros publicados por ella son parte de mi vida. Y una parte no menor. Al contrario. Una gran parte.
Que muchas veces sus traducciones son molestas. Es verdad.
Que aveces publican cosas de poca calidad. También es verdad.
Pero hoy por hoy, en lo personal, no encuentro otra editorial que me provea de tanto material para saciar mi hambre de lectura.
Claro, no es lo mismo que siete o diez años atrás, pero igualmente es mi dealer central.
Que haya introducido en el mundo de habla castellana a Carver, Ford, Kureishi, Bukowski, Chabon, Eugenides, Lodge, Homes, por citar a unos pocos, ya de por sí la hace merecedora (a Anagrama y a Herralde) de mi agradecimiento eterno.
Salute

por Anonymous Anónimo, a las 7:11 p. m.

   



Yo estuve leyendo, de Anagrama, "La era del vacío", y es cierto: imposible anotar los márgenes. Y peor aún: imposible anotar las primeras hojitas vacías con lápiz, porque de tan berretas se traspasan.

Pero las tapas, eso sí, marketing o vaya a saberse qué, lucen bien. Llevar un Anagrama cualquiera en los sobacos luce bien.

por Blogger Nicolás Mavrakis, a las 12:59 a. m.

   



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