Incontinencia
El frío incentiva la micción. Los baños no siempre están al alcance de nuestros deseos. Ingreso al edificio donde trabajo y casi a las corridas, llego hasta el mingitorio salvador. Abro uno, dos, tres, los botones del jean parecen infinitos. Rastreo, al tacto, el último de ellos: el del boxer. ¿Dónde está? Desesperado, me agacho levemente y constato que esta mañana me puse el calzoncillo al revés. No puedo evitar la risa solitaria. Me distraigo apuntando a la pelotita que cuelga del arco, innovación higiénico-mundialista. Salgo al frío otra vez, mucho más relajado.