El sueño eterno
Cada vez que le empatan a Independiente en el segundo tiempo, cuando la situación parece estar dominada y el resultado clavado, sobreviene en mí una angustia que supera la simple desazón del futbolero derrotado. El fútbol muchas veces funciona como un espejo de nuestras voluntades, o más bien, de nuestro fatum en la vida. Por lo tanto, esa imposibilidad de mantener un resultado ventajoso, ese miedo escénico (al decir del ariete "intelectual" Jorge Valdano) que irrumpe en los momentos decisivos, esa sensación de "sabía que iba a pasar" pero no se hizo nada para evitarlo, no son más que correlatos futbolísticos de mi predecible y sempiterno infortunio personal.