<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d17145121\x26blogName\x3dLos+escombros\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLUE\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://losescombros.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://losescombros.blogspot.com/\x26vt\x3d8722664464948848394', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

Los escombros

es el blog de Diego Suarez: los límites desdibujados entre lo público y lo privado

El largo adiós III

"Hace unos meses me deshice de mi televisor. Era un viejo y macizo Sony Trinitron, regalo de un amigo cuya novia no soportaba el penetrante silbido que emitía el tubo catódico. Su barnizado de imitación madera recordaba una época en que los televisores intentaban, por débilmente que fuese, pasar por muebles, una época en que los diseñadores todavía podían imaginárselos, como si dijéramos, inactivados. Yo lo colocaba en sitios inaccesibles, como el suelo de un ropero, y sólo lograba una buena imagen sentándome delante, con las piernas cruzadas, y tocando la antena. Es difícil ver la televisión de un modo más incómodo a como yo la veía. Aun así, tenía que desprenderme de la Trinitron, porque mientras estuviese en casa, asequible por medio de alguna combinación de alargadores, yo no leía libros."
Jonathan Franzen, Cómo estar solo

Ese libro es una máquina de citas, amigo.

por Blogger EmmaPeel, a las 11:52 a. m.

   



hay un momento en nuestras vidas en que por alguna circunstancia en particular (i.e. mudanza) nos encontramos sin cable y, por lo tanto, el aparato televisión se convierte en algo prescindible. Nunca estuve en esa condición más de dos semanas seguidas, pero a pesar de la ansiedad por retornar a la matrix del cable, siempre supe que esos días de desconexión correspondían a un estado conforme a la naturaleza humana: había tiempo para escuchar música, leer libros y barrer el piso...

por Anonymous Anónimo, a las 1:44 p. m.

   



...o reírte con el mariachi loco en canal 9 mal sintonizado

por Blogger EmmaPeel, a las 1:23 p. m.

   



no es tan fácil, en los televisores de ahora no podés agarrar los canales de aire.

por Anonymous Anónimo, a las 1:33 p. m.

   



En varios meses que no tuve cable, mi percepción de la realidad televisiva se deformó insoslayablemente: llegué a creer que "Compatriotas" era un programa divertido. Y hasta me reía con "El kairós del Padre Farinello". Ah, lo de Franzen: muy bueno para 12 pesos en el centro...

por Blogger Suarez, a las 3:44 p. m.

   



Mi querida tele tenía la pantalla dividida en tres bandas que homenajeaban a TELEFÉ (roja, verde, azul), cuando dejó de funcionar a los golpes y la renové por una nueva en cómodas cuotas, me di cuenta que cuánta psicodelia perdí en día que lo regalé.

Saludos!!!!

por Blogger J R, a las 10:46 p. m.

   



Mi TELEFUNKEN, sin andar y en el piso, era un buena mesita para jugar cuando niña. Se bancaba todo peso.

Besos!

por Anonymous Anónimo, a las 4:44 p. m.

   



Yo hacía lo mismo con un Noblex 14 pulgadas, blanco y negro. Era más fuerte que cualquier silla de diseño actual. Y al Sony no le faltaba psicodelia, más que nada cuando al verde le sumaba un titilar hipnotizante.., saludos clínicos...

por Blogger Suarez, a las 11:44 p. m.

   



Compañero TELEFUNKEN, acá es por donde ando.

Buena semana.

Besos!

por Blogger Anita, a las 5:24 a. m.

   



hola, primera vez por acá y me topo con un montón de imágenes que, como diría un viejo amigo: "me atrasaron el cerebro".
noblex 14 pulgadas blanco y negro es sinónimo de televisión durante toda mi infancia y gran parte de mi adolescencia; televisor simil madera, de ir de visita los domingos a la casa de mis abuelos, y así, y así, y así...
muy bueno, gracias!

por Blogger betina, a las 12:08 p. m.

   



Parece que todos teníamos más o menos los mismos modelos...

por Blogger Suarez, a las 1:07 a. m.

   



bueno, me sumo al club noblex 14". el mío era rojo y lo tuve desde que nací hasta el '89, año en que mi vieja decidió con un tropezón que había llegado la era del color.

por Anonymous Anónimo, a las 1:26 p. m.

   



» Publicar un comentario