Estamos en el Buquebús, el no-lugar (igual a los aeropuertos, igual a un lobby de un hotel de cualquier lugar del mundo) que nos lleva al Uruguay. “El” Uruguay, ése artículo tan distintivo del pequeño país… Una pasajera vecina espía mi pantalla para ver si hay wi fi a bordo. El barco se empieza a mover. La gente hace cola por un par de medialunas. Los folletos que entregan volanteros top en el embarque tratan sobre real estate, cifras astronómicas en dólares y paisajes de Punta del Este, ese shopping con playa para argentinos high class y europeos.
***
No me queda claro el estigma de "paraíso cheto" con el cual se etiquetó a la emigración argentina hacia este país. Hay varias maneras de evitar los precios desmedidos. Las chiviterías y los carritos en la calle ayudan a estabilizar las economías personales de los turistas porteños. La cerveza en un bar cuesta lo mismo o menos que en Buenos Aires. Ir de vacaciones a otro país es un ejercicio matemático permanente, un cálculo que nunca termina.
***
La Paloma me sorprendió. Una impresión demasiado impresionista, pero me sorprendió. Un pueblo que vale la pena volver a conocer. Por eso estoy aquí después de tanta recorrida por el país. Ahora llueve y nadie parece saber qué hacer. Todo un género balneario, el de la lluvia + aburrimiento de los fanáticos del sol. De Sacoa a los ciber. De las ferias artesanales a las librerías llenas de gente que no compra nada. La institución burguesa de la vacación contiene senderos transitadísimos.
***
Uruguay y Argentina: el juego de las 7 diferencias.
***
Nunca tomé tanto mate en mi vida. Ver tantas personas caminando con termos bajo el brazo e incluso cebando mientras pasean, contagia.
***
Los diarios destinan sus páginas principales al conflicto de Botnia. Además de ser un tema más de relleno en el verano, le da sentido a los editoriales, las columnas de opinión y al mero hecho de imprimir un periódico uruguayo. Más allá de las noticias locales, levantan muchas notas de diarios argentinos y españoles. Incluso citan blogs argentinos como fuentes válidas de información. Es muy graciosa la defensa a rajatabla de las papeleras y la demonización de los asambleístas.
***
Más de una semana sin internet ni televisión. Soñé que abría mi casilla de mail.