<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d17145121\x26blogName\x3dLos+escombros\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLUE\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://losescombros.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://losescombros.blogspot.com/\x26vt\x3d8722664464948848394', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

Los escombros

es el blog de Diego Suarez: los límites desdibujados entre lo público y lo privado

Ave Facebook, morituri te salutant

¿Qué hacemos con Facebook? Este juguete en red se ha puesto de moda y todavía no sabemos muy bien para qué sirve: su gran atractivo es ése, el uso aleatorio que cada uno ejerce de manera libérrima. Hay quienes aman las imágenes, las fotos, los videos y encuentran en Facebook una vía ideal para satisfacer su hambre visual. Hay iconoclastas (como yo) que están saturados de pixels y prefieren escribir y leer, leer y escribir, y así consecutivamente. Facebook también brinda herramientas para esta ansiedad esbozada en la instantaneidad del chat y prefabricada en la cocina de los blogs. Incluso compite palmo a palmo con Twitter, dispuntándole el reino de la escritura casual y epigramática. Facebook disfruta de su curva ascendente mientras la blogósfera parece llegar a un techo de cantidad y calidad. Lástima ese tinte elitista de las invitaciones. Cuando Facebook sepa abrirse al gran público y los perfiles sean libres de lectura, ahí me rendiré. Por ahora no deja de ser un club cibernético.