Garganta angosta
¿Por qué necesito tanto el contacto con el teclado? Mis crisis no se superan tras una caminata ni después de una sesión psicoanalítica. No soy Baudelaire. No soy un porteño de clase media psi. El teclado me hace creer que tuerzo mi destino. Escritura automática en un word, garabateo electrónico inconducente en archivos que nunca vuelven a abrirse. Se pasa de la escritura a la lectura cuando se seca la garganta de la conciencia. Se vuelve al teclado cuando se nubla la vista sobre el papel. La pantalla hipnotiza e incentiva el tiki tiki tiki de los dedos sobre las teclas. Pienso en Deleuze, con lo que me cuesta pensar. El espejismo se completa con la flechita sobre el botón "publicar entrada".