El urbanista alimenta al alergista
La naturaleza incrustada en las aceras citadinas nunca nos regala nada bueno. Las filas de plátanos, árboles resistentes a todos los climas, pequeñoburgueses, productores de sombra y de alergias, vigilan las puertas de las casas en Buenos Aires. Vuela el polen que me hace estornudar 50 veces por hora. La ropa en la soga se vuelve a ensuciar cuando el viento la arroja sobre una montaña amarilla de florcitas acumuladas. Estos son los pequeños dramas de la ciudad, musicalizados por el perenne concierto noise de frenadas automovilísticas.
COMO ME MOLESTAN LOS ALERGICOS!!!!
Son peor que los no fumadores!
por Anónimo, a las 9:05 p. m.
Face it, Suárez: el mundo es de los fuertes. Only the strong survive!!!
por Anónimo, a las 1:42 p. m.
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