Reunión de madres
El género "reunión de padres" se mantiene, a lo largo de los años, en el mismo nivel de estupidez y patética exposición familiar con el cual ha sido identificado desde siempre como uno de los males de la escolarización. Escolarización por demás prematura (¿notaron que los chicos hacen todo cada vez más temprano?), avalada por los padres de sala de 3 que llenaron la biblioteca del jardín con sus murmuraciones constantes y sus preguntas ridículas. Las madres, por supuesto, eran mayoría, y lo hacían notar. Yo llegaba corriendo desde la prisión laboral y no estaba dispuesto, en modo alguno, a soportar el chismorroteo propio de la condición femenina en un ámbito cerrado y sin posibilidad de escapatoria. Pero tuve que ir.
La reunión, casi de consorcio, versaba sobre los talleres optativos disponibles. Apenas mencionaron la palabra "circo" o "murga", entendí que no tenía nada que hacer allí y que sólo debía esperar un poco para retirarme de la sala y disfrutar de la libertad. Pero ellas no lo quisieron así. Ellas impidieron que alguien dude de su maternidad. Se quejaron de todo: por qué este año no había natación, por qué al que elige el de los lunes y le tocan todos los feriados paga lo mismo, por qué el cuaderno de comunicaciones tiene que ser blanco, por qué títeres, por qué. Demostraron que lo que menos les importa es la educación: pelearon todos los precios como si se tratara de telas, mercadería al por mayor o productos importados de China. Se rieron de los chistes más banales y contaron experiencias personales desabridas y fuera de lugar. Yo me limité a tomarme la cabeza como aliciente al dolor que crecía y esperar, sólo esperar. En algún momento el pobre maestro (al que bombardearon con preguntas imposibles de responder, como ¿cuál es el curriculum del que da "murga" y dónde se formó? o cosas del estilo) musitó "última pregunta y nos vamos", para que el ataque de las señoras (cuando se transforman en madres, hasta las más jovenes pasan a ser "señoras") se vigorice. Yo tomé aire y me acerqué a la puerta. Al primer movimiento de la masa maternal, tomé el picaporte, salí al pasillo y juré no volver.
La reunión, casi de consorcio, versaba sobre los talleres optativos disponibles. Apenas mencionaron la palabra "circo" o "murga", entendí que no tenía nada que hacer allí y que sólo debía esperar un poco para retirarme de la sala y disfrutar de la libertad. Pero ellas no lo quisieron así. Ellas impidieron que alguien dude de su maternidad. Se quejaron de todo: por qué este año no había natación, por qué al que elige el de los lunes y le tocan todos los feriados paga lo mismo, por qué el cuaderno de comunicaciones tiene que ser blanco, por qué títeres, por qué. Demostraron que lo que menos les importa es la educación: pelearon todos los precios como si se tratara de telas, mercadería al por mayor o productos importados de China. Se rieron de los chistes más banales y contaron experiencias personales desabridas y fuera de lugar. Yo me limité a tomarme la cabeza como aliciente al dolor que crecía y esperar, sólo esperar. En algún momento el pobre maestro (al que bombardearon con preguntas imposibles de responder, como ¿cuál es el curriculum del que da "murga" y dónde se formó? o cosas del estilo) musitó "última pregunta y nos vamos", para que el ataque de las señoras (cuando se transforman en madres, hasta las más jovenes pasan a ser "señoras") se vigorice. Yo tomé aire y me acerqué a la puerta. Al primer movimiento de la masa maternal, tomé el picaporte, salí al pasillo y juré no volver.
jajaja run diego, run!
nunca voy a las de consorcio, no me quiero imaginar si en algún momento me tocan ésas...
p.d Alegrón por la vuelta, sigo con mis conjuros por las dudas :)
por EmmaPeel, a las 11:08 a. m.
Podemos intercambiar. Yo no tengo consorcio con el cual reunirme...
por Suarez, a las 7:24 p. m.
Dale! yo negocio si la peque hace malabares o tejido y vos si ponen cámara de seguridad o portero 24 hs.
por EmmaPeel, a las 3:20 p. m.
http://piso99.wordpress.com
click!!
por Anónimo, a las 7:05 p. m.
por dios, evite esos lugares...! para algo está el cuaderno de comunicaciones. las madres modernas manejan todo por escrito, viste.
por Griselda García, a las 8:49 a. m.
un poquitín misógino tu post! digo, soy víctima de la misma clase de encuentros, a los que trato de evitar y/o huir en cuanto me es posible y veo que por un lado, la presencia de padres es cada vez mayor, y la presencia de opinators, quejeitors, o anecdoteitors es idem. un padre, ie, se quejó de las galletitas que les dan en la merienda, otro casi se va a las manos con uno porque el hijo le "robaba" comida de la vianda. en fin, esas reuniones son detestables, sí, pero no creo que sea una cuestión de género.
beso,
m
por marina, a las 11:20 a. m.
MB: es una lástima que con el cuaderno no alcance. Hay eventos en los que no se puede participar in absentia. Y Marina: probablemente sea bastante misógino. No soy amigo de las estadísticas pero de todos los concurrentes en este tipo de reuniones, quienes dan la nota suelen ser mujeres. Estoy seguro que muchas de ellas sentían las mismas ganas que yo de rajar, pero así y todo me parece que tiene que ver con un instinto "maternal" diferente del "paternal": eso que pasa cuando la madre abriga de más a su hijo mientras el padre ni se dio cuenta de que puede hacer frío. Es un tema que da para largo, para mucho más que un comment... Saludos...
por Suarez, a las 12:31 p. m.
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