La vergüenza del blogger
Ayer pasé por mi casa paterna con el próposito cuasi cotidiano de recoger a mi hija y, a la vez, establecer contacto con mis progenitores. Cada vez llego más cansado y con menos temas para hablar. Los voy pensando y rumiando mientras trajino las once cuadras que hay desde la parada del 107 hasta mi viejo hogar y sin embargo me quedo bloqueado. Apenas llegado no necesité ningún eje de conversación para llenar ese tiempo en blanco que conforman los primeros cinco minutos parado en el comedor, acariciando al perro, saludando a Alina si está despierta y contemplando las paredes blancas. Mi padre me solicitó asistencia en el uso de internet, ingresé a su casilla de mail y así accedí a un lejano fotolog cuyo link envió un familiar que vive en el otro hemisferio. Mi mamá quedó asombrada de la cantidad de fotos que ilustraban la vida actual de su primo, yo aproveché para mostrarle el fotolog de mi hija y casi, casi, le comento que escribo este blog. No me animé. Tal vez algún día se den cuenta de que está en los favoritos de la máquina. En ese caso, ojalá se suscite una situación como ésta, fundamentalmente para reemplazar a la 486 que yace a pasitos de mi cama.
mesié, a veces a uno le da cosa, a veces no. Es cuestión climática, supongo.
Cordialmente,
Yo.
por Unknown, a las 12:21 p. m.
mesié, a veces a uno le da cosa, a veces no. Es cuestión climática, supongo.
Cordialmente,
Yo.
por Unknown, a las 12:21 p. m.
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