Alina y el contramarco
Aún desconozco las técnicas que me permitan fotografiar a una bebé sin que se mueva. Más bien, no hay orden que ella acate, todavía no está al tanto de la biblioteca, el orden alfabético, las agendas, los catálogos de Avon, ni conoce, mucho menos, lo que es sumergirse en "las heladas aguas del cálculo egoísta" (es la última referencia a Marx). A su lado yace un contramarco blanco pero no sufre pensando en que hay que cortarlo y colocarlo algún día. Para ella, la felicidad es el maullido de la gata. Para ella, escribir un blog será tan normal como llevar un diario íntimo.