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Los escombros

es el blog de Diego Suarez: los límites desdibujados entre lo público y lo privado

Cállate, cállate

jueves, diciembre 29, 2005
apenas lo diviso, pienso:
“Es igual a Carlos Villagrán,
Quico”

Esto explica lo poco que da
que pensar
vagar
en un pueblo olvidado.

Solía escuchar
una canción de Morrissey:
desde una ciudad balnearia
escribía en una postal
que no quería estar ahí.

Podía imaginarme ese lugar.

Ahora me sorprende observar
que mi imaginación
era premonición.

Siempre lo mismo:
mis dotes de clarividente
saco a relucir (solamente)
para las desgracias.

A un año de Cromañón

En el blog de Eduardo Fabregat se pueden leer datos que arrojan un poco más de luz sobre este proceso (extrañísimo) con el cual se intenta, mucho más allá de vindicar la memoria de las víctimas, extinguir a ese triste zoon politikon que es Ibarra. Dos cosas interesantes que se desprenden del caso:
1) La viveza criolla argentina y el espíritu anárquico que caracterizaron al rock vernáculo de repente dejan de tener sentido para que todos nos escudemos en el Estado, atribuyéndole las culpas de TODO cuando no se quieren asumir las propias. Cada vez más lejos de la autodeterminación y de una acción revolucionaria que vaya de abajo hacia arriba. Como para que el rock pierda un poco más de credibilidad todavía...
2) Los "liberales" que se encuentran en la vereda opuesta a Ibarra también (de la noche a la mañana) se aferran a la idea de un Estado superprotector cuya misión es vigilar cada paso de cada ciudadano en nombre de la seguridad y el bienestar comunitario. Macri, Santiago de Estrada, los padres de Cromañón: el impensado collage político que pide la destitución de Ibarra por no (querer) hallar a los verdaderos culpables.
Ahora, que quede claro: la negligencia de Callejeros en los momentos previos a la tragedia fue superada, ampliamente, por la política represivo-medicinal del Gobierno de la Ciudad y Nacional. Una vez más, borrón y cuenta nueva. Total, el Estado opera sobre las conciencias a través de su aparato psicologista, para repartir y diseminar aún más las culpas.

Este blog, esta fragmentariedad

miércoles, diciembre 28, 2005
Me preguntaron acerca del objetivo de este blog, si pensaba publicarlo (!) o usarlo como base para una novela. Así que aprovecho para sentar posición: les agradezco a los editores que se congregarán de modo masivo a realizar manifestaciones para torcer mi decisión (que, por otra parte, ya se encontraba implícita en mi primer post), pero el anonimato, el fracaso y la escritura tan veloz como fragmentaria ya son, a esta altura, algo así como mi ropa interior.

Asís no se regala

lunes, diciembre 26, 2005
Merodeaba por una librería de la avenida Cabildo deseando encontrar los regalos adecuados para mis padres. En un recoveco del recinto, apareció, casi como un espejismo: los cuentos completos de Jorge Asís. Lo hojeé, medité acerca de las reacciones paternas, me lo imaginé perdido en la biblioteca para siempre y lo volví a dejar en la pilita virgen. Tal vez por temor a un virulento insulto o a un gesto de disgusto, no me animé. Seguramente, por las discusiones y debates interminables que genera este señor (para más detalles, ver aquí). Caminé hacia la sección "Arte", revolví los libros de Taschen y me llevé uno de Goya, envuelto para regalo. Aunque sólo sirva para sostener a ese portarretratos enclenque que decora la repisa.

Capitalismo y esquizofrenia


Sábado 24 de diciembre. La vorágine de los regalos, capitalismo y esquizofrenia en su estado paradigmático, la población corriendo por los pasillos de los shoppings y los bazares. La fabulación navideña consiste en aplicar el mismo sistema de mentiras que le da vida a Papá Noel en la mise-en-scene familiar y social. Regalar y aparentar cariño y dedicación, la afectación de los deseos verbalizados ("para vos y todos los tuyos", "que la pases bien", "feliz navidad y próspero año nuevo" y todos esos anquilosados slogans) y la representación de una virtual felicidad, todo por el mismo precio. Si el capitalismo produce esquizofrenia, el epítome de tal enfermedad lo podemos sufrir en estos días. El vendedor de electrodomésticos que trabaja el doble que el resto del año pero debe sonreír e inducir a la compra forzosa, la madre que prepara el vitel toné de siempre y ya no aguanta a su esposo, la alegría que hay que manifestar aunque no exista. En este reino de las apariencias, todo pasa por la fe. Creer en Papá Noel, aunque no descienda por nuestras chimeneas.

Cada diciembre

jueves, diciembre 22, 2005
Nunca llegaré a comprender por qué diciembre es, para muchos, el mes de todos los proyectos. Todo pasa en en la agonía de la temporada: los agasajos, las despedidas, los reencuentros con personas que no vemos jamás, las promesas de tenemos que vernos y qué te pasa que andás desaparecido, y no, qué sé yo, vamos a ver, los volantazos de carreras, las fútiles elucubraciones acerca del insondable destino, la más pura potencialidad en primer plano. El problema radica en la condensación de eventos. Después de haber rendido un final, soportado la fiesta de fin de año que organiza la empresa para la cual trabajo, llegar a dormir en el momento en que mi hija se despierta y volver al trabajo, no me queda otra opción que odiar este mes. Y ni quiero pensar en la navidad. Ya me lo recordará la calle, en unos minutos, a través de sus carteles inevitables.

Belleza

jueves, diciembre 15, 2005
En el año de las enfermedades, contraje la que servirá como corolario para una temporada nefasta: gastroenteritis viral. Hace tres días que apenas ingiero alimentos, con el agregado de la presión del estudio y el trabajo a cuestas. El único espacio ficcional en el que se solaza mi cerebro infraalimentado es, como tantas veces, el fútbol. Interrumpí, días atrás, la lectura de Radiografía de la pampa para deleitarme como un nene al sintonizar Fox Sports: el violador más querido por las masas entrevistado por el post-menemista Fernando Niembro. Sólo por esas anécdotas, por esa manera de estirar las eses, por ese charme demagógico, perdí una hora de mi vida escuchando al Bambino. En todo caso, la visita a este blog me hace ahorrar tiempo y es igual de desopilante. Belleza.

"Sorteo" del mundial

viernes, diciembre 09, 2005
La ansiedad por conocer a los contrincantes de la selección argentina (por ahora, con minúsculas) me impide efectuar mis ridículas tareas laborales con normalidad. Me causa gracia estar escribiendo esto porque tengo la certeza de a nadie le puede interesar. El centro de nuestras expectativas está ahí, en ese simulacro.

Trabajo intelectual/trabajo manual

jueves, diciembre 08, 2005
A través de Wimbledon, me topé con estos consejos para quien desee ser creativo en su trabajo. En realidad, pongo el link para no olvidarlo (no tengo computadora propia, uso el blog y las casillas de mail como distantes discos rígidos): si las fuerzas supremas me lo permiten, en una de ésas, algún día consigo un trabajo donde la creatividad sirva para algo. Por ahora, sigo rotulando.

Mis dificultades psicomotrices en el verde césped

miércoles, diciembre 07, 2005
Descanso en las entrañas de un complejo de canchas de fútbol 5. Me siento un extranjero: los infantes de escuela primaria que revolotean por los pasillos, con la ansiedad característica de su edad a cuestas, encarnan la antítesis de mi voluntad. Quizás ese mismo entusiasmo que exudan sea traducible, en mi caso, a la excitación que en mí sobreviene cada vez que piso una biblioteca (aunque hace tantos meses que no entro a una)...
Llevo casi un año sin "jugar" al fútbol. En rigor, mi tarea en el field se limita sólo a hacer presencia, arrastrar marcas, sacar laterales y rechazar balones -incluso cuando no hay riesgo alguno. Mis compañeros empiezan a pelotear. Me acerco tímidamente y el primer contacto con la pelota me deja el pie doliendo. Poco va a faltar para quedarme sin aire y así sufrir hasta la finalización del match.
"Cada vez que tenías la pelota parecía que no sabías qué hacer", fue una de las observaciones más sagaces que brindó uno de los oponentes. Inclusive notó algo que ocurre desde la primera vez que toqué un esférico: los jugadores del equipo para el que juego evitan pasarme el balón, paulatinamente, a medida que van conociendo mi estilo futbolístico. Por lo tanto, no me queda más que enterrar mi débil pulsión de futbolista aficionado. Que el talento físico me ignore, tengo demasiado por leer todavía.

La vergüenza del blogger

jueves, diciembre 01, 2005
Ayer pasé por mi casa paterna con el próposito cuasi cotidiano de recoger a mi hija y, a la vez, establecer contacto con mis progenitores. Cada vez llego más cansado y con menos temas para hablar. Los voy pensando y rumiando mientras trajino las once cuadras que hay desde la parada del 107 hasta mi viejo hogar y sin embargo me quedo bloqueado. Apenas llegado no necesité ningún eje de conversación para llenar ese tiempo en blanco que conforman los primeros cinco minutos parado en el comedor, acariciando al perro, saludando a Alina si está despierta y contemplando las paredes blancas. Mi padre me solicitó asistencia en el uso de internet, ingresé a su casilla de mail y así accedí a un lejano fotolog cuyo link envió un familiar que vive en el otro hemisferio. Mi mamá quedó asombrada de la cantidad de fotos que ilustraban la vida actual de su primo, yo aproveché para mostrarle el fotolog de mi hija y casi, casi, le comento que escribo este blog. No me animé. Tal vez algún día se den cuenta de que está en los favoritos de la máquina. En ese caso, ojalá se suscite una situación como ésta, fundamentalmente para reemplazar a la 486 que yace a pasitos de mi cama.